La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, arqueas, virus y parásitos) que residen en nuestro cuerpo. Entre sus múltiples funciones se encuentran el protegernos de patógenos, bacterias dañinas, metales y sustancias tóxicas que ingerimos en algún alimento o bebida, protegernos de enfermedades y también ayudan a aprovechar mejor los nutrientes de los alimentos, mantenernos con una buena salud mental, fortalecer el sistema inmunológico y regular nuestro movimiento intestinal, entre otros.
Al ser microorganismos vivos, son susceptibles a varios factores que pueden causar su desbalance, como por ejemplo una mala dieta, consumo de azúcares, estrés, medicamentos, tabaco, alcohol, alimentos ultra procesados, alimentos altos en grasas, sedentarismo, etc. Por lo que cuando empiezan a perderse, se siente su ausencia en nuestro organismo.
Pero ¿cómo nos hicimos de la microbiota en un principio? Esto se responde fácilmente, la adquirimos al momento de nacer y dependiendo de cómo haya sido la vía de nacimiento será su composición. Por ello, las personas que nacieron por medio de parto natural tienen una microbiota más completa que quienes lo hicieron por cesárea.
Aún y cuando la mayor cantidad de microorganismos se encuentra en el intestino, nuestra boca y tracto digestivo también cuentan con bacterias que nos protegen y ayudan a mantener el orden y equilibrio.
Para mantener en óptimas condiciones nuestra microbiota, la dieta es imprescindible, por lo que comer alimentos con bajo aporte energético y ricos en fibras y vegetales garantiza el mantenimiento de la diversidad y el buen funcionamiento de la misma. Manzanas, kefir, verduras fermentadas, jengibre, frijoles, apio, zanahorias, betabel, entre otros son excelentes para mantener en buen estado a los microorganismos, mientras que los helados, refrescos azucarados, carnes procesadas, edulcorantes y otros elementos mencionados en párrafos más arriba, se encargan de dañar nuestra microbiota.
¿Qué hacer entonces para mantener el intestino sano?
Dejar de lado los azúcares e incrementar el consumo de fibra; también el ejercicio favorece su estado y producción de serotonina.
Si has consumido antibióticos, si has tenido catarro o resfriado reciente, alergias, gastroenteritis, o alguna infección, empezar a tomar probióticos será una buena manera de recuperar la salud, y reequilibrar la microbiota.
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